Minimiza la probabilidad de contagio de enfermedades por contacto sanguíneo con lesionados, ya que en el 90% de los casos presentan heridas y hemorragias.
Disminuye el esfuerzo físico necesario para el rescate respecto a otras técnicas convencionales.
Puede ser aplicado de forma fácil y sencilla.
Proporciona una gran seguridad, facilidad de maniobra y confianza al profesional durante la asistencia a la víctima.